Política fiscal y crecimiento
La política fiscal por sí sola no es suficiente para el crecimiento. Sin embargo, cuando se combina con inversión pública eficiente y con aumento en la productividad, la política fiscal puede no sólo alcanzar tasas significativas de crecimiento en el largo plazo, sino también mejorar las transferencias de recursos y contribuir a hacerlas sostenibles.
A través de las transferencias y de la asignación eficiente de capital público y la creación de incentivos para la generación de productividad, el gobierno es capaz de preservar el contexto social favorable y dar continuidad a su política social.
Estas son las principales conclusiones del trabajo de investigación de Carlos Gustavo Machicado, titulado «¿Es la política fiscal suficiente para el crecimiento económico?», que se presentó en el primer Simposio Económico: Política fiscal y crecimiento, organizado por el Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (INESAD).
El documento fue discutido en una mesa redonda, que tuvo la participación de Marcelo Montenegro en representación del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Juan Antonio Morales (Maestrias para el Desarrollo – UCB), George Gray (CRISE) y el propio Carlos Gustavo Machicado.
La iniciativa de INESAD respondió a su misión de promover oportunidades para la discusión y el diálogo sobre cuestiones de política pública que sean pertinentes para el desarrollo de Bolivia. Esto ayudará a promover la investigación y generar conocimiento diseñado para superar los obstáculos críticos del desarrollo socio económico sostenible.
La inauguración del simposio estuvo cargo de Osvaldo Nina, director ejecutivo de INESAD, quien presentó una visión general de los diferentes enfoques existentes en la literatura económica sobre el crecimiento económico y los factores determinantes para lograr su sostenibilidad en el largo plazo.
Uno de los puntos claves de la discusión fue la teoría neoclásica que define el cambio tecnológico como el factor que pemite alcanzar el crecimiento. Una visión alternativa a la teoría neoclásica afirma que el crecimiento está determinado por la demanda, otro se refiere al crecimiento endógeno y sugiere que el crecimiento es generado tanto por la demanda y la oferta.
Robert Barro (1990), que analiza la relación entre el gasto público y el crecimiento, fue citado. Su conclusión es que el gasto público es productivo y puede contribuir positivamente a la tasa de crecimiento de la economía. Sin embargo, también se da a entender que si el nivel de gasto público supera un cierto nivel de la contribución se hace negativa.
El estudio del gasto público tiene que ver con la asignación de fondos en lugar de su eficacia. Es decir, el análisis del gasto público está relacionada con los impactos resultantes de su asignación en los programas de mejora de la educación, la salud o la infraestructura, lo que aumenta la capacidad de producción de los factores productivos, que a su vez influyen positivamente en el crecimiento económico a largo plazo.
Sin embargo, es importante señalar que esto no es suficiente para asegurar el proceso de crecimiento, porque si la composición de los presupuestos de gasto público no es adecuada, es posible que la conversión en bienes y servicios eficaces para la producción, y por lo tanto la generación de los principales productos, no sea la apropiada.
La política fiscal
Carlos Gustavo Machicado explicó que su investigación se basa en un modelo de equilibrio general dinámico estocástico (MEGDE) para una pequeña economía abierta con 5 sectores: no comerciables (servicios), importables (manufacturas), hidrocarburos, minería y agricultura.
El modelo está parametrizado para la economía boliviana, y varios escenarios son simulados a travpes de cambios en los instrumentos de política fiscal disponibles. Por otra parte se considera la eficiencia de capital público y productividad (PTF) en los diferentes sectores.
El modelo tiene como referencia el contexto económico de Bolivia dirigido por el sector fiscal, que se pueden resumir en 3 puntos: Una economía que para el primer trimestre reportó un superávit fiscal, una política social basada principalmente en las transferencias a los hogares y la intención de usar la inversión pública como el principal instrumento para promover el crecimiento y el bienestar.
La investigación sugiere tres resultados básicos. La mejor política fiscal basada solamente en la gestión de los impuestos es aquella que combina una economía totalmente abierta con un incremento del 3,7% en el impuesto sobre el valor agregado (IVA). La economía crece un 3,4%.
Una política basada en el gasto público tiene efectos negativos sobre el crecimiento, ya que afecta en gran medida las transferencias dadas a los hogares. Mientra que una política fiscal basada en la inversión pública en infraestructura tiene efectos positivos.
Sin embargo, los resultados a largo plazo son pobres y la transición es lenta. Por lo tanto, la política fiscal debe ser complementada por la prestación eficiente de la infraestructura y el aumento de la productividad.
Machicado pone de manifiesto que la política fiscal por sí sola no es suficiente para el crecimiento, pero cuando se combina con la prestación eficiente de capital público y el aumento de la productividad, la economía puede crecer a tasas del 6% en el corto plazo y el 10% en el largo plazo. Por otra parte, esto proporciona al gobierno una oportunidad de aumentar las transferencias y hacerlas sostenibles en el tiempo.
Su recomendación es que el gobierno conserve un entorno fiscal favorable y sustente una política social basada en las transferencias en la medida en que la prestación eficiente de capital público se promueva y existan suficientes incentivos para aumentar la productividad.