La tasa de formalidad se achicó más después de la pandemia. Los privados dicen que las empresas no lograr recuperar los niveles de crecimiento e ingresos de 2019.
Por: Ernesto Estremadoiro Flores
Los dados en la mesa de negociación por el incremento salarial fueron lanzados. El Gobierno se plantó y ofreció el 1,5% de alza al salario mínimo nacional y al haber básico a la Central Obrera Boliviana (COB) que rechazó la propuesta. Sin embargo, el sector empresarial alertó que cualquier subida en los sueldos mermará más el empleo formal que actualmente llega a un 17% de la población.
Desde el lunes, la administración del presidente Luis Arce negocia con la cúpula cobista el incremento salarial para este 2022.
De esta negociación fueron excluidos los empresarios privados, que si bien se reunieron con el Gobierno no trataron este punto. Eso sí, indicaron que acataran lo que disponga el Ejecutivo, a la vez que advirtieron que no serán responsables de las secuelas negativas que puede traer la medida.
Postura empresarial
Pablo Camacho, presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), señaló que actualmente las industrias no pueden sostener un incremento salarial porque no lograron recuperar los niveles de producción anteriores a la pandemia.
Por ejemplo, dijo que en septiembre de 2021 la producción cayó entre un 40 y 50%.
“Hoy en día estamos hablando de que existe un 17% de personas que recibe un sueldo y tiene beneficios a corto y largo plazo en la seguridad social, pero esa misma esta clase privilegiada, que tiene un empleo forma en Bolivia era solo del 22%”, indicó el industrial.
Camacho dijo que de efectivizarse un incremento “solo se van a perder empleos formales y se van ralentizar la recuperación de nuestra economía”.
“Creo que no es el escenario. Rechazamos cualquier tipo de incremento. No es una posición retórica de año tras año para los industriales”, sostuvo.
Beatriz Muriel, Directora Ejecutiva del Fundación Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad), explicó que los incrementos deberían acompañar la inflación más el incremento de la productividad laboral; caso contrario, el aumento de la planilla implicará una disminución de las utilidades que algunas empresas no podrán encarar.
“Estas empresas pueden disminuir sus expectativas de crecimiento con nuevas contrataciones de trabajadores, disminuir su escala de producción para incluso volverse familiares o incluso dejar de funcionar”, dijo la especialista.
Luis Barbery, presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), dijo la problemática salarial no es cuestión de cifras, sino de la realidad.
“Distintos rubros explicaron que no se han recuperado de la crisis de la pandemia y han ingresado a un momento de incertidumbre por los efectos de la guerra que puede traducirse en inflación y recesión económica”, señaló el empresario.
El empresario explicó que la inflación en 2021 fue del 0,9%, “lo que significa que no hubo una afectación real del poder adquisitivo y los aumentos salariales genéricos, sin considerar las diferencias que hay entre regiones, sectores y empresas, muestra una falta de conocimiento y genera otro perjuicio adicional”.
“Por ello, el sector empresarial privado y formal no puede aceptar ningún incremento en este año y los perjuicios de cualquier incremento deberán ser asumidos por la COB y el gobierno”, dijo.
Boris Mendoza, presidente de la Federación Departamental de la Micro y Pequeña Empresa (Fedemype), señaló que cualquier incremento salarial resulta perjudicial para el sector productivo que tiene medidos sus gastos.
Sostuvo que por estos incrementos los microempresarios tuvieron que verse en apuros por el encarecimientos de los insumos. Por eso cuestionó la postura de la COB a la que calificó de cerrada. “Esa propuesta es irreal. Además, nadie abre una empresa para perder plata”, cuestionó.
La COB plantea un incremento del 7% al haber básico y 10% al salario mínimo nacional, y anunció que tendrán una reunión el presidente Arce, para viabilizar la demanda.