El Gobierno y la Central Obrera Boliviana definieron que para esta gestión el incremento salarial será del 3% al haber básico y 5.85% al mínimo nacional, con el fin de cubrir el alza de precios de algunos artículos de primera necesidad que son imprescindibles en la canasta familiar de los trabajadores.
Sin embargo, una observación que se realiza al incremento acordado para este año, retroactivo a enero, es que solo una parte mínima de todos los trabajadores se beneficiará con este aumento, toda vez que entre el 15 y 20% de los trabajadores tiene empleo formal, mientras que el resto no percibe los beneficios que la Ley General del Trabajo dispone como seguro de salud, aportes a la Gestora para la jubilación, vacaciones y aguinaldo, entre otros.
La Cámara Nacional de Comercio ratificó, a finales del año pasado, que en Bolivia el 80% de los trabajadores está inmerso en el sector informal, es decir, no accede a un seguro médico, no cuenta con aguinaldo, quinquenio y, normalmente, los salarios que perciben son menores al mínimo nacional.
El Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad) señala, por su parte, que solo el 15% de los ocupados tiene una fuente de empleo formal, mientras que el restante 85% es parte del sector informal y cada gestión crece más.
Otra desventaja para los trabajadores que se encuentran inmersos en el sector informal es que desarrollan sus actividades en forma precaria, sin ropa adecuada, sin los accesorios para protegerse y en lugares insalubres. Y pese a que se encuentran en estas condiciones paupérrimas, se ven obligados a aceptar, debido a que no tienen otra opción para generar recursos económicos para sus familias.
Y cuando una persona no tiene siquiera la posibilidad de ser parte de esta “maquinaria” informal, la otra opción es generar su propia fuente de empleo, que se traduce básicamente en la venta de algún producto, especialmente alimentos.
Hay cientos, cuando no miles, de personas que deambulan por las calles de las ciudades capitales ofreciendo desayunos, empanadas, fruta en carretillas y dulces, entre otros empleos de subsistencia.
Estas personas, además de no aportar para su jubilación ni acceder al seguro de salud, consiguen cada día ingresos mínimos, que lo más probable es que les alcance solo para tomar una o dos comidas al día, olvidándose del ahorro u otras provisiones necesarias.
El desafío para de los diferentes niveles de gobierno es invertir en la generación de fuentes de empleo, formales y estables, con mejores salarios, acceso a la salud, lo que se logrará con el concurso del Estado y el sector privado, de modo que los trabajadores en todo el país tengan un buen motivo para celebrar y para que sus familias tengan una mejor calidad de vida, además de aportar al desarrollo del país.